EN SOLITARIO

hijo del hombre 1.jpg
El vacío de la soledad es un mundo sin gravedad. Donde el desapego y el amor propio nos hacen flotar por la inmensidad de la intimidad; del silencio del espíritu resignado a vagar por la eternidad con uno mismo, invisibles.

Esta serie nace de la idea de la aceptación que los seres humanos hemos venido al mundo solos y pasamos por la vida por muchos momentos en los que, aunque estemos en compañía nos sentiremos en soledad. Y partiremos hacia la muerte de igual manera. 



11.jpg

La inspiración surge de Edward Hopper pintor realista estadounidense del siglo XX, que visualiza una realidad selectiva de ciudades y paisajes vacíos con figuras en aislamiento, creando una visión contemplativa de sus obras realistas.

10 72.jpg

En ese sentido yo quiero representar por medio de la fotografía intervenida algo más allá de lo plasmado por la realidad de la cámara. A diferencia de Hopper quiero crear un mundo onírico, lejos de la realidad.  Pero deseo hacer partícipe a los personajes de las obras en ese mismo estado de aislamiento, de separación de los demás individuos que experimenta el artista en sus obras.

hijo del hombre 2.jpg

De manera personal y aun más intima, esta serie representa una despedida a mi hija, que abandonará dentro de poco la casa materna que hemos compartido por los últimos 26 años.  Para estudiar en otro país, y posiblemente para hacer una vida nueva, lejos del seno familiar.

 

hijo del hombre 4c.jpg

Mucho de este estado solitario del que hablo en mis obras será plasmado de manera tangible con nuestra separación.  No se si con mi pesimismo natural esté exagerando la situación de abandono y nostalgia, pero al menos trato de sobrellevarlo por medio de sanar por medio de la fotografía.  Las dos ,hemos tratado de hacernos compañía los últimos momentos juntas para darle permiso a la separación y para evolucionar a que todo fluya hacia un mejor futuro.  A cerrar círculos esperando con ansias nuestra próxima reunión.


Adorar la soledad sabiendo que puede acompañarte siempre.  Disfrutar de la frialdad que puede ser salvadora en los momentos más aterradores.  Saber que tienes todo lo que necesitas para seguir el camino de la vida o de la muerte; a uno mismo.

hijos del hombre 3 azul.jpg

La soledad se vive, se respira, se encuentra hasta en los detalles más simples.  Se comparte con los que están cercanamente distantes, o con los que están físicamente lejos.  Emana del aislamiento que muchas veces resulta ser exquisito. 

Se puede convertir en sombras, en la oscuridad que todo lo cubre; en una sincronía melancólica. O en luz y claridad del autoconocimiento, de la redención propia. 

 

En esta actitud solitaria se puede ver como un día nublado le da la bienvenida a las rarezas de la noche, al animal salvaje que se ve en los pálidos rostros abandonados y aburridos en medio de una reunión etérea.  En la penumbra de la noche los miedos son más que nostalgia por la soledad, son monstruos que nos buscan y encuentran desprevenidos.  Ellos aguardan agazapados en la sombra de la quietud, para desgarrar nuestras almas melancólicas.

hijo del hombre 5.jpg

En solitario se espera llenar el vacío del abandono, siendo un acto constante e inconsciente de la alienación.  Qué y cómo, no se sabe, pero esa insatisfacción de las no llegadas se puede convertir en una adicción difícil de solucionar en la personalidad de quienes vivimos en la exquisitez de la soledad. Vivimos para continuar aguardando y cuidar la propia desilusión.

 

hijo del hombre 9.jpg

Quien no gusta de andar solo, esconde su aislamiento con la mascara del mundo de las apariencias, de los iguales diferentes que sobrellevan su pesar como seres autómatas sin rostro propio para llenar el Ego.

El vacío de la soledad es un mundo sin gravedad. Donde el desapego y el amor propio nos hacen flotar por la inmensidad de la intimidad; del silencio del espíritu resignado a vagar por la eternidad con uno mismo, invisibles.

hijo del hombre 10.jpg